De la visión a la realidad

De la visión a la realidad

Una entrevista con Marcelo Rodríguez sobre cómo construyó su negocio

Cualquiera que lo intenta, lo sabe: el emprendimiento es duro y desafiante. Así, apoyarse en un mentor cobra gran valor. Hoy se comparte la historia de Marcelo Rodríguez, un socio capitalista ecuatoriano que aporta fluidez económica a las empresas con las que colabora. Su juventud la pasó en Quito, donde egresó como ingeniero de sistemas. En 2002 emigró a EE. UU., donde comenzaría su etapa empresarial. Su primer empleo en el país fue en un restaurante. 

Ya con su Número de Identificación Personal del Contribuyente (ITIN) pudo aspirar a un puesto de mayor responsabilidad como consultor en Wall Street Webcasting. A lo largo de los años, Marcelo ha cooperado con empresas líderes del mundo, como Toyota o American Express. También ha brindado sus servicios a la alcaldía y al gobierno estatal de Nueva York. Su portafolio de clientes es dilatado. 

La colaboración con el Consorcio Hispano de Servicios de Tecnología Educativa (HETS) y las becas del Centro Woodrow Wilson están entre sus proyectos favoritos, por el impacto positivo para la sociedad que tuvieron. Su etapa como emprendedor comenzó con un negocio tecnológico. Cuando su visado expiró, tuvo que crear un negocio para salir adelante. El buen consejo de un conocido pronto se hizo realidad. Montó la empresa para proporcionar servicios de marketing y propaganda política. 

Surgió un contrato  grande y…, paradójicamente, quebraron por su culpa. ¿El problema?: hasta entonces Marcelo no había tenido casi contacto con las finanzas, cuando necesitó dinero, no supo qué productos podrían aportarle liquidez sin poner en riesgo su operativa.

En palabras del propio emprendedor: «los negocios pequeños te dan dolor de cabeza, pero te dan flujo; […] el grande…, no tenía el capital para seguir trabajando». Este error fue fatal. En la vida del emprendedor siempre hay momentos de absoluta derrota, y este fue uno de ellos. «Tuve que hacer un paréntesis», confiesa. Al mismo tiempo, suele ocurrir que el emprendimiento se sirve de la adversidad para catalizar algo nuevo. 

En el caso de Marcelo, convirtió su desconocimiento por todo lo financiero en curiosidad. Comenzó a indagar, a buscar información y a aprender. De repente, su meta era convertirse en bróker de financiación: entendió cuán diferente era el sistema estadounidense al usado por los latinos. 

Así, creo inQmatic, una incubadora de empresas en la que se trabaja mano a mano con el cliente para superar sus dificultades de financiación. «¿Cuánto necesitas?, ¿para cuándo?», suele preguntar Marcelo, e ipso facto se ponen manos a la obra para encontrarles las mejores ofertas a sus socios. Desde su fundación, Marcelo y su equipo ha realizado alrededor de 150 eventos físicos y 300 seminarios web. La visibilidad y la educación son los pilares que emplean para expandir su red de contactos. 

Tienen relación hasta con los consulados de Guatemala, Ecuador, Colombia y otros países latinos. Aparte de ayudar a sus compatriotas y demás emigrantes latinos, ahora quiere proveer capital directo y otros productos financieros para cambiar la vida de los emprendedores que llegan a EE. UU. con un sueño. El sueño americano sigue vivo, pero hay que «saber marketing […] y finanzas».

«O saber a quien llamar», concluye Marcelo. Desde la web de su empresa www.inqmatic.com, ofrecen préstamos, seguros, abogados, contactos y mucho conocimiento. Finalmente, el emprendedor comparte un último consejo con los lectores: «Inviertan en marketing y financiamiento. Lo más valioso es la marca y […] capital».

Así, creo inQmatic, una incubadora de
empresas en la que se trabaja mano a mano
con el cliente para superar sus dificultades
de financiación. «¿Cuánto necesitas?,
¿para cuándo?», suele preguntar Marcelo,
e ipso facto se ponen manos a la obra para
encontrarles las mejores ofertas a sus socios.

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