QUE TU COMIDA SEA TUMEDICINA
Esta máxima le pertenece al padre de la medicina, tal como se lo conoce al griego Hipocrates, quien nació en el 460 a.C. Según textos pertenecientes a su escuela, él fue quien implementó el concepto de estudiar el cuerpo humano como un todo y en armonía con la Naturaleza. Algo que no se aplica en la actualidad. Hoy tenemos “especialistas” especializados en lo que las grandes empresas de la medicina moderna necesitan. Por lo general esta nueva medicina está al alcance de unos pocos, los cuales tienen el poder adquisitivo para acceder a los mejores tratamientos médicos y mejores “especialistas”.
Además, nuestro estilo de vida acelerado, de espaldas a la vida de campo, a la naturaleza, a cultivar nuestros propios alimentos en huertas caseras, nos ha llevado a comprar frutas y verduras, y otros alimentos, en su mayoría están genéticamente modificados. Pero si usted es de los que consume comida orgánica, tiene que pagar el doble de lo que cuestan las frutas y vegetales que no lo son. Esta es la paradoja del hombre del siglo XXI, persigue la salud y la juventud consumiendo comidas y vegetales que no son tales o están totalmente contaminados.
Cuando Hipócrates dijo: ‘Que la comida sea tu alimento y el alimento, tu medicina’ no caben dudas que se refería a que el cuerpo obtiene muchos de los compuestos químicos que necesita para mantenerse sano a través de la alimentación, tales como carbohidratos, proteínas, grasas naturales, vitaminas y minerales que cubren diferentes funciones y necesidades. Todos estos alimentos tomados de la naturaleza y no modificados genéticamente, ni contaminados con agroquímicos.
La intención en este artículo es empezar a cuestionarnos, analizar y pensar desde otro lugar. ¿Qué tal si empezamos a investigar y leer que estamos comprando cuando vamos al supermercado? Por ejemplo, muchos desprevenidos pagan sumas elevadas por adquirir un supuesto edulcorante de origen natural, que para poder ser patentado y comercializado tuvo que ser modificado y adaptado.
Ya que legalmente la naturaleza no se puede patentar, es algo que nos pertenece a todos. Estoy hablando de la estevia, una planta que endulza naturalmente, y que muchos de nosotros como hispanos sabemos muy bien de que se trata. La estevia es una planta sagrada en muchos pueblos de Sudamérica, Paraguay por ejemplo. En este punto voy a recomendar leer el libro de Josep Pàmies, Una dulce revolución, es un agricultor español que lleva años investigando y comprobando de primera mano el daño que la agricultura convencional está haciendo a la salud de las personas y al medio ambiente.
Pamies expone de manera magistral lo que
las grandes compañías han hecho con plantas
sagradas curativas en pos de llenarse los
bolsillos. En su libro el agricultor y activista
por respetar la naturaleza, cuenta como ha
sufrido al exponer a los que controlan el mundo a través del control de los alimentos. Además, explica claramente el gran experimento de los alimentos transgénicos, y por supuesto detalla una serie de plantas sagradas , hoy prohibidas por las grandes corporaciones, ya que estas plantas son parte de la sabiduría ancestral de la fitoterapia. Este es el momento de volver a nuestros orígenes, la tierra, la naturaleza, el conocimiento de nuestras abuelas.
Nosotros como hispanos sabemos muy bien cuando nuestras madres o abuelas nos curaban con sus tés o preparados caseros. Sin dudas este artículo es para aquellos que estan despiertos a los nuevos paradigmas y grandes cambios que el ser humano esta experimentando. Y quienes vivan al ritmo acelerado del siglo XXI y de espaldas a la naturaleza, les será difícil comprender lo que en estas líneas intento explicar.