A finales del Antiguo régimen el matrimonio seguía siendo el eje estructural en torno al cual giraban las relaciones sociales. Sin embargo, existía una proporción de mujeres que no se casaban o lo hacían muy tarde. Otras acababan también viviendo solas por la pérdida del cónyuge o por su abandono del hogar. Si en la sociedad patriarcal de la tardía Edad Moderna el matrimonio gozaba de gran popularidad e idealización. La era digital y la economía global han dado un paso a favor de la soltería femenina. Somos masa productiva para la economía, somos “cool” si estamos solteras, a diferencia de lo planteado en épocas de post guerra, donde las solteras eran perseguidas y estigmatizadas para darle nuevamente espacio al hombre que regresaba al modelo productivo. No está mal pensar que La Sirenita termina felizmente casada con el príncipe en vez de morir y convertirse en espuma cuando tienes 10 años, pero eso se te queda allí, grabado. Hay una generación que creció soñando con ser princesa y casarse con el hombre ideal por estas referencias narrativas.